B.3. CARACTERÍSTICAS QUE DISTINGUEN A LOS SISTEMAS POLIDISPERSOS.


B.3.a. Tamaño de partícula.
            Soles: 1-500 nm
            Suspensiones: >500 nm
            Emulsiones: 100-10,000 nm
            Espumas: 1000 nm – varios centímetros (diámetros de las burbujas de la espuma)
                        
B.3.b. Distinción de fases.
            Las dos fases que forman los sistemas coloidales se distinguen por los términos de fase dispersa, para la fase que forman las partículas, y fase continua al medio en el cual se encuentran distribuidas. En términos más técnicos, un coloide es una dispersión de partículas muy finas de un sistema en el seno de otro.
            Un sistema es inestable cuando presenta descremado, floculación o coalescencia en donde existe separación (distinción) de las fases.
Se distinguen claramente dos fases, la fase continua, que por lo general es una fase acuosa y una o más fases dispersas que en general son macro y micropartículas de sólidos dispersos homogéneamente por toda la fase continua.
Dos teorías moleculares, la teoría de Frenkel y la teoría de Langmuir  tratan de relacionar la energía total de superficie US, con la cohesión molecular en los líquidos.
La teoría de Frenkel establece que la estabilidad depende de las características de la interfase, distribución de tamaño de las partículas, µ de la fase continua, relación fase-volumen y diferencia de densidad entre las fases.
                                   2. Fase dispersa
Similarmente la fase dispersa puede ser sólida, líquida o gaseosa, conduciendo a una serie de posibles sistemas dispersos. Los humos de una chimenea, de un cigarro y los polvos, por ejemplo, consisten de partículas sólidas dispersas en un medio gaseoso, el aire. Mientras que en la niebla, la llovizna y las nubes son sistemas formados por pequeñísimas gotas de agua que representan la fase dispersa líquida suspendidas en un gas; tales sistemas se denominan aerosoles.

B.3.c. Superficie activa.
            La actividad superficial es la fuerte adsorción de sustancias hidrofílicas e hidrofóbicas a las superficies o interfaces en forma de una capa monomolecular orientada (o monocapa). Las sustancias con actividad superficial (o surfactantes) son moléculas con partes polares y no polares (anfifílicas). La actividad superficial es un fenómeno dinámico, puesto que el estado final de una superficie o interfase representa un equilibrio entre las tendencias a la adsorción y la tendencia hacia la disolución completa debido a la agitación térmica de las moléculas.

B.3.d. Energía de superficialidad.
            La tensión superficial y la energía libre superficial pueden definirse como el trabajo necesario para aumentar a temperatura constante y de modo reversible el área de una superficie en una unidad.
Las tensiones interfaciales normalmente tienen valores situados entre los de las tensiones superficiales de los dos líquidos en cuestión.
El promedio de la vida media de una molécula en la superficie de un líquido es alrededor de 10-6 segundos.
            La energía de superficie se define como el trabajo necesario para aumentar en 1cm2 la superficie libre del líquido. Coincide con el valor numérico de la tensión superficial y se puede expresar en ergios/cm2 o en dinas/cm.


B.3.e. Estabilidad.
            La estabilidad de una dispersión alimenticia depende de las características de interface, distribución del tamaño de las partículas, viscosidad de la fase continua, relación fase-volumen y diferencia de densidad entre las fases.
Mientras menor sea la tensión superficial o interfasial que exista, más estable es el sistema. Las proteínas se utilizan para disminuir la tensión interfasial y superficial.
Cuanto más viscoso o espeso sea el sistema, mayor será su estabilidad. Los polisacáridos se emplean como espesantes en sistemas polidispersos.

ESTABILIDAD DE UN SOL
La estabilidad de un sol con partículas cargadas requiere que las fuerzas de repulsión entre las de idéntica carga superen las de atracción. Cuando dos partículas cargadas están muy próximas al solaparse las dobles capas, éstas actúan recíprocamente, se incrementa la energía libre e intensifica la energía potencial de repulsión. Disminuye la estabilidad de los soles proteicos cuando se ajusta el pH de forma que se reduzcan las cargas netas de las partículas.

ESTABILIDAD DE LAS EMULSIONES
Cabe que se produzcan cambios físicos en las gotitas dispersas durante el almacenamiento de las emulsiones alimenticias, con la posterior disminución de su calidad. Los cambios de estabilidad de las emulsiones alimenticias pueden desarrollarse a través de los procesos de descremado, floculación y coalescencia.
El fenómeno de descremado conlleva la flotación o sedimentación de las gotitas emulsionadas y dispersas y, finalmente, hay el peligro de que el sistema se transforme en dos capas de emulsión, una más rica y otra más pobre en la fase dispersa que en la emulsión inicial. La velocidad de descremado depende de la diferencia de densidades entre la fase dispersa y la fase continua, el tamaño de la gotita y la µ de la fase continua.
La floculación es la aglomeración de gotitas para formar grumos indefinidos e irregulares, ya que al producirse aquella aumenta el tamaño de la gotita, con lo que resulta favorecida la velocidad de descremado. Por lo general, las gotitas reunidas pueden dispersarse por mezcla o agitación hasta disminuir las débiles fuerzas (de Van der Waals) entre las gotitas responsables de la floculación.
La coalescencia, unión irreversible de diminutas gotitas para dar otras mayores, ocurre después de la floculación si se ha roto la película de interfase estabilizadora de agente emulsionante. La coalescencia es un proceso termodinámicamente espontáneo y conduce finalmente a la separación de las dos fases en dos capas distintas. La velocidad de coalescencia viene determinada por la resistencia a la ruptura de la capa de interfase de emulsionante y por la distorsión que puede suceder durante la agitación o congelación de la emulsión.
Para estabilizar las emulsiones frente al descremado, floculación y coalescencia, se introduce una película resistente de interfase alrededor de cada gotita, se añaden cargas eléctricas a las superficies de las mismas y se incrementa la viscosidad de la fase continua.
La resistencia, firmeza y elasticidad de las películas de interfase alrededor de las gotitas afectan ampliamente a la estabilidad de una emulsión.
Así mismo, las emulsiones se logran estabilizar frente a la floculación con cargas electrostáticas en la superficie de las gotitas dispersas.

ESTABILIDAD DE UNA ESPUMA
La persistencia de una espuma, definida como el periodo de tiempo que una unidad de volumen de gas puede permanecer en una espuma, está relacionada con la resistencia de las paredes de los alveolos a las fuerzas de ruptura. Las espumas son termodinámicamente inestables, puesto que la energía libre total disminuye al descomponerse. La causa principal para que se desmorone una espuma es que el líquido de las paredes de la burbuja disminuya hasta que una porción de la pared alcance el grosor crítico, entre 50 y 150 °A , con lo cual se produce la coalescencia. Causan la pérdida de líquido en las paredes la fuerza de la gravedad, el efecto de succión en la periferia de la pared debida a la elevada curvatura, la evaporación del disolvente y las fuerzas de deformación efectuadas por los movimientos del gas (difusión) desde las burbujas pequeñas a otras mayores.
Para elevar la estabilidad de una espuma se incrementa la elasticidad de la pared de la burbuja, se aumenta la viscosidad de la solución y de la superficie de la pared o se introduce materia en forma de partículas. La elasticidad guarda relación con el cambio de tensión superficial que ocurre en respuesta a la deformación de la pared de espuma. Se calcula el grado de elasticidad a partir de la ecuación de Gibbs:


                                          E = 2A
                                                      dA
                                        
Para que una espuma sea estable, la tensión superficial debe cambiar rápidamente para oponerse a cualquier fuerza que deforme las laminillas. Si la superficie de una laminilla contiene moléculas adsorbidas de un espumante, cualquier dilatación por una fuerza conduce a disminución de la concentración de las moléculas superficiales. Como resultado, aumenta la tensión superficial y se contrarresta la fuerza externa para inhibir una posterior dilatación.  Después, las moléculas de la superficie del espumante se desplazan desde una región de baja tensión superficial a una de alta y arrastran con ellas a las moléculas de agua subyacentes, con lo que se restablece el grosor inicial de la pared. Sin ninguna molécula adsorbida en la superficie, la solución carecería de elasticidad. Un líquido puro pertenece a esta categoría y, en consecuencia, no forma espuma.
Si durante la deformación de la espuma, las moléculas del espumante se desplazan de manera demasiado rápida desde la masa de la solución hasta las laminillas, se destruye rápidamente el gradiente de tensión superficial y el agua que transfiere es insuficiente para recuperar el grosor inicial de la laminilla. 'Sucede una situación de este tipo en soluciones que contienen elevadas concentraciones de espumante y éstas muestran baja estabilidad de la misma (Schukin, et. al., 1988).
Las gomas y proteínas (como gelatina) son excelentes estabilizadores que, a bajas concentraciones (alrededor del 05. al 2%), aumentan con gran fuerza la viscosidad de una solución. Se ha comprobado que los alcoholes primarios, la glicerina y los éteres de la glicerina son especialmente eficaces para incrementar la viscosidad de la superficie y la estabilidad de la espuma.

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